Instagram

Instagram
Sígueme en instagram❗👀

sábado, 29 de diciembre de 2018

De amores, sentimientos y las difíciles renuncias.

Es impresionante lo fugaz que es la existencia humana. Lo frágil que es la memoria, lo fácil que perdemos el tiempo, y cuán rápido transcurre... Cuando ya se acaba el año, es imposible no hacer balances y análisis de lo vivido. Siento que ha sido un periodo intenso. Lleno de aprendizaje...
Siento que tanto dolor, traición y mentiras, tanto engaño, tanta culpa, tanto perder, tanto arriesgar... tanto soltar, tanto entregar, tanto liberar, tanto vencer los miedos. Tanta pasión, tantas dudas, arrepentimiento, daño, tantas caídas... tanto desamor, tanta soledad, tantas lágrimas, tanta angustia. Y a la vez, tanto crecimiento, tanta re invención. Tanta expectativa, tanta confusión, tanta ilusión, tanta decepción, no pueden ser en vano. Cómo valoró hoy, lo que pensé que jamás perdería. Todo lo que fue, lo que arrojé al viento. Cuánto cuesta liberar, desprenderse, dejar partir, dejar el egoísmo. Pero lo pasado se libera, para avanzar hacia el futuro. Cómo cuesta aceptar. Cuánto duele perder... cuánto cuesta reconocer que estamos equivocados.
Arriesgar es de valientes. Me voy, pero no tengo las manos vacías. Mi alma está colmada. Me llene de fuerza, tranquilidad, felicidad y paz. Tal vez espere demasiado. Idealice. Ví lo que quería ver... Pero encontré la salida. Y sola di mis pasos. Yo decidí usar la llave a mi libertad. Creo que las personas que pasan por tu vida, son maestros y compañeros de camino. Algunos te acompañan por mucho tiempo, otros, tan sólo un instante, pero no por eso son menos importantes. Todos tienen su razón para haber estado. Y una vez se cumpla aquello que nos vinieron a mostrar, una vez producido ese intercambio de realidades, y experiencias, cada cual debe continuar solo. Familia, hijos, amigos, amores, todos son parte de nuestro viaje, pero el camino se debe transitar solo. Solos partimos, individuales. Solos llegaremos, a la unificación.
Hay que aprender a decir adiós. Tal vez para siempre, tal vez hasta un nuevo reencuentro... Nadie conoce a un semejante por casualidad.
Espero haber aprendido de una vez esta lección, porque quiero seguir mi camino. Sería hermoso creer que esa persona que te acompaño en algún momento significativo de tu vida, con la cual sufriste una transformación, para bien o para mal. Alguien que te entrego, te enseño con su ejemplo, alguien con quien viviste una situación límite, que te ayudo, a quien amaste, o te impresionó, una persona  por la cual dejaste todo, estará para siempre. Que te mira como tú la ves, que en sus ojos ves algo más que tú reflejo. Que ves su alma. Que tiene tu sentir. Que late a tu ritmo. Como si fueran iguales.
Muchas veces no causamos lo mismo en el otro. Los sentimientos la mayoría de las veces no son mutuos, ni recíprocos. Son así, irracionales. No tienen causa, ni explicación. Muchas veces el otro debe dar muchas más vueltas para ver lo que tú ves. Y eso no lo hace malo. Cada cual vive su propio proceso. Cada ser es diferente. No hay reglas, ni leyes, ni varas para medir el amor. Es utópico pensar y esperar, que el otro actúe como tú quisieras, y que sienta, como tú lo haces. Cada ser es único, y por sobre todo, libre. Nadie pertenece a nadie, por tanto no  hay pérdida, hay renuncia. Duele inmensamente renunciar a lo que se ama, pero el amor no se puede forzar. El amor verdadero, construye, no destruye. Nos hace siempre mejores. En la renuncia no hay rencor. La renuncia es tan dolorosa, porque aun amando, tú dejas ir... Y no te vas por cobardía. Te vas cuando ya luchaste. En la derrota.
Sólo emprendes el vuelo, cuando ya no hay más que entregar, cuando no puedes ceder al otro, sin vulnerarte a tí mismo. Cuando eres tú la prioridad. Cuando quedarte, te lástima, sólo te hace daño...
Ahí es cuando debes volar. Hacia tu felicidad.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario