¿Hace cuántas madrugadas
despierto con tu sonrisa,
bailando con mi tristeza?.
¿Es que no me he dado cuenta
que en la aridez de mis labios,
brota tímido el deseo de nombrarte?.
Mi carne
seca de olvidos,
se deshace en el anhelo
de aquellas caricias nuevas
inventadas por tus dedos.
El dolor de mis heridas sigue ardiendo
como fuego…
Y en las ruinas de mi destino
se han caído para siempre,
los puentes de la ilusión.
Mi inocencia fue burlada sin piedad,
por el pasado…
Y mi orgullo pisoteado
la noche funesta en que entregue
mi alma a las bestias del desamor.
Y resulta que hoy,
cuando tengo el alma negra,
mis manos ya vacías
se han cansado de secar
de mi rostro el desconsuelo,
y ahora ensayan la esperanza
de deslizarse en tu pelo.
¿Desde cuando tus ojos negros
penetraron mi desierto
y una flor desorientada,
nace en las grietas de mi dolor?.
Mi corazón traidor,
psicótico, masoquista,
que sin tenerme de vista,
ni consultar mi opinión,
se enamora antes que yo,
estúpido idealista…
A sabiendas de que aún sangra
y que ya todo lo dio,
se agita con emoción,
con la canción de tu voz.
E intenta desesperado
resucitar a mi alma,
yerta en la absoluta calma,
dopada contra el amor.
¿Dime entonces, qué hago yo,
si mi cuerpo me traiciona?.
Y mi mente no razona,
obnubilada con tu risa.
Mis defensas hechas trizas
ya no saben proceder
y mis días sin querer
se han han vuelto a vestir de sol.
En tu ardiente primavera
he perdido mis escudos.
Mis temores, hechos nudo
se repliegan a un rincón.
Los dados a tu favor,
el camino ya te espera.
Sea sangre o sea quimera,
que escriba tu corazón.

No hay comentarios.:
Publicar un comentario